Cada suposición nos aleja de la realidad
Una niña tenía dos manzanas en su mano. Su madre se le acercó y le preguntó a su hija si le podía dar una manzana. Rápidamente la niña mordió una y luego la otra. La madre sintió cómo se le congeló la sonrisa y trató de no mostrar su decepción. Pasado ese instante, la niña le dio una de esas manzanas a la vez que le decía: “Toma, mamá, esta es la más dulce de las dos”. Esta breve historia ilustra las consecuencias de presuponer sin base para hacerlo. Podemos llegar hasta el punto de juzgar a una niña que, en su inocencia y buena voluntad, manejaba sus intenciones de la manera más enternecedora que existe. Muchas veces lo que percibimos no es la realidad. De hecho, realmente importa poco nuestra experiencia o nuestro conocimiento, no debemos hacer juicios y siempre tenemos que ofrecerle al otro la posibilidad de hacer uso de su derecho a dar una explicación. Las conclusiones precipitadas nos sentencian Prejuzgar las situaciones y el comportamiento de las personas lleva consigo el g