Correr el riesgo


Correr el riesgo es siempre una ocasión
que tiene el corazón para entregarse.
 
Correr el riesgo es siempre una elección
que tiene la emoción al despertarse.

Correr el riesgo es como volver a empezar,
volver a respirar, como cambiar de calle.

Es como un barco que comienza a navegar
sin rumbo y sin saber dónde puede anclar.
 
Correr el riesgo es a veces dejar,
es a veces llorar, tan solo equivocarse;
es elegir, es ir sin preguntar;
es un poco temblar, es algo más de vida.

Es como entrar de nuevo en una gran ciudad,
tocar la soledad, perder lo que está cerca;
es como un viento fuerte que golpea al llegar,
que nos deja entre abierta la puerta.

Correr el riesgo es intentar amar otra vez;
a veces perdonar, también que nos perdonen;
es como un sueño tirado en un rincón;
es como una canción que nunca cantamos.

Correr el riesgo es como volver a empezar,
volver a respirar, como cambiar de calle;
es como un barco que comienza a navegar...

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