SENTIR EL TIEMPO

¿Habéis sentido el deseo de frenar, de ralentizar vuestra mirada para poder vivir vuestro tiempo?

La prisa se ha convertido en nuestra dueña. Hemos dejado de sentir la quietud, la asombrosa plenitud y belleza, la divina perfección de este momento. La mayoría de las personas van por la vida disparadas, sin ser conscientes de sus sentidos, de sus emociones, y de lo que les rodea, individuos sordos y ciegos a las mágicas cualidades de… este… preciso… momento.

Hemos sido arrancados del Ahora. Y el coste es inmenso, tantos momentos emborronados por la velocidad, la preocupación y el miedo, apilándose en días frenéticos, creando una realidad sin alegría.

Muchos apenas pueden recordar vagamente la última vez que rieron tanto que les dolía, que amaron tanto que se derritieron, que animaron a alguien tanto que les dolían las cuerdas vocales, que sintieron tanto que se les saltaron las lágrimas, que lo pasaron tan escandalosamente bien que el momento se convirtió en leyenda en sus corazones.
Es urgente F  R  E  N  A  R, ralentizarlo todo, no sólo para poder estar más presentes en cada momento, sino también para “extender” ese momento de manera que podamos sentirlo plenamente. La vida está hecha para ser un mosaico creciente de vibrantes momentos, profundamente saboreados y llenos de sentido.

Caminemos despacio por este mundo, sintamos cada paso, vivamos cada  momento. Que no nos importe a qué velocidad se muevan los demás, sino sólo el SABOR de cada instante, porque tenemos el privilegio de sentir, de estar vivos. De disfrutar este momento.