El origen energético de la enfermedad

La enfermedad es energética en su origen. Todo desequilibrio físico proviene de un desequilibrio del alma, de un conflicto interno.

Es un desequilibrio que se produce en la fuerza vital o Qi.
Este desequilibrio va unido a un estado emocional negativo, un estado de sufrimiento emocional (miedo, ansiedad, tristeza, ira, etc.), de modo que podemos considerar casi como sinónimos el desequilibrio energético y el desequilibrio emocional, pues ambos van unidos. Este desequilibrio afectará también al cuerpo, a los diferentes órganos y su funcionamiento y, si persiste en el tiempo, puede acabar dando paso a la enfermedad física.

Este conflicto puede darse a dos niveles:

Conflicto entre el alma y la personalidad. Al hablar de alma, hacemos referencia a nuestro verdadero yo, a nuestra esencia más profunda que nos dicta nuestro verdadero camino. Es aquella parte de nosotros que, según la filosofía budista o hinduista, es inmortal y se reencarna en sucesivas vidas para aprender y evolucionar. La personalidad, en cambio, aunque es la parte de nosotros que más conocemos y con la que más nos identificamos, es la parte que solemos describir cuando alguien nos pregunta cómo somos; es también la parte mortal, una especie de máscara, una serie de características que utilizamos temporalmente, en una sola vida, para aprender una serie de lecciones que necesitamos aprender en nuestra evolución. La personalidad, por tanto, ha de estar al servicio del alma, nuestra verdadera esencia. Cuando esto no sucede y nos dejamos llevar por las pasiones y deseos más materialistas y egoístas de la personalidad, se produce el conflicto, y con él el desequilibrio.

Otra idea importante hace referencia a la unidad de todas las cosas. Más allá del mundo de lo material, aquel que percibimos con los cinco sentidos, se encuentra el mundo de la energía. En él no existe la individualidad, sino que todo lo existente forma parte de lo mismo, de la unidad, de modo que "cualquier acción contra nosotros o contra otro afecta a la totalidad, pues al causar la imperfección en una parte, ésta se refleja en el todo". Así vemos que hay dos errores fundamentales posibles: la disociación entre nuestra alma y nuestra personalidad, y la crueldad y el mal frente a los demás, pues éste es un ataque contra la unidad. Cualquiera de estas dos cosas da lugar a un conflicto que provoca enfermedad.

Todos somos producto de la misma fuente de energía llamada "Amor" y, por tanto, todos constituimos manifestaciones de ese Amor. Venimos a la Tierra con esa chispa divina en nuestro interior (Yo Superior), para entrar en el cuerpo físico con una mente. El ser interior o alma viene a cumplir una misión especial en el planeta (igualmente importante como la de cualquier otro), y si nuestra personalidad no sigue los impulsos emanados por nuestra alma se presenta un conflicto, el cual se evidencia con un bloqueo en el flujo de nuestra energía, que se manifiesta como un síntoma emocional en desequilibrio. Si éste continua da como resultado manifestaciones físicas, dolencias o enfermedades.

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