La importancia de las Terapias Complementarias en la sociedad de hoy

Las terapias naturales son terapias complementarias al sistema médico tradicional porque aportan diferentes puntos de vista y un enfoque más global sobre la sanación o la salud, no quedándose únicamente en el plano físico, ya que integran y relacionan el cuerpo energético, mental, emocional y físico del individuo tratándolo como un todo. Son naturales porque en las diversas técnicas que se aplican no interviene la química y no causan efectos secundarios nocivos. Su filosofía radica en considerar a las personas como sujetos activos e involucrados en su proceso de sanación o evolución personal. Ésta es una de las mayores diferencias con respecto a la medicina tradicional donde a los sujetos se les “obliga” a ser pasivos y a no intervenir en los distintos procesos. Normalmente, por desgracia, somos medicados, pero la química únicamente anestesia el dolor, no soluciona el problema de base, no va a la raíz, a la verdadera causa de la dolencia o enfermedad; por lo que si se abandona la medicación, los síntomas o la enfermedad siguen estando ahí y reaparecen. Las terapias naturales van más allá del síntoma, van hacia el origen del problema, que suele estar relacionado con creencias, pensamientos, emociones y actitudes del individuo, o con sus hábitos cotidianos o su alimentación, donde es fundamental la participación activa de éste para su resolución.

Éstas no sustituyen a los tratamientos médicos tradicionales en casos de enfermedades graves o diversas patologías y dolencias, y que en ningún caso se deberán abandonar los tratamientos establecidos por un facultativo. Las terapias naturales son preventivas y complementarias y ofrecen la visión necesaria para observar al ser humano en su totalidad.

Las terapias naturales, o la sanación natural, tratan de restaurar nuestra unidad con el alma. No se limita a centrarse en el bienestar físico únicamente, sino que su enfoque es mucho más amplio. Nos pide que escuchemos los susurros de nuestra alma, que sintamos y expresemos nuestras emociones, que desarrollemos nuestra conciencia e intuición y nutramos nuestro espíritu. Este estado holístico nos aporta satisfacción, plenitud y alegría, permitiéndonos funcionar armoniosamente con el flujo de la vida y en conexión con los demás y el entorno, estando menos predispuestos a la enfermedad.

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