Vampiros emocionales. ¿Cómo podemos proteger nuestra energía?
Existen personas que nos debilitan con su carga negativa; la autoestima y los sentimientos positivos son el antídoto para combatirlos.
La mente tiende a quejarse. Todo el tiempo reclama, exige y culpa al otro de su propia frustración. En algunos casos, cuando una persona vive en un estado muy negativo, siente la necesidad de alimentarse de la energía de los demás. Son los llamados vampiros emocionales, y seguramente todos nos hemos encontrado alguno.
¿Cómo actúan estos vampiros?
A través de su presencia, sus palabras y sus actitudes. Son personas malhumoradas y dependientes. Piden ayuda, aunque se niegan a recibirla, y se ponen en posición de víctima porque buscan consuelo.
Es cierto que cada uno tiene aspectos negativos, pero quienes absorben energía de otros viven en un constante clima pesimista. Es más, en algunos casos extremos hay quienes se esmeran en destruir la estima de los que se muestran con buen ánimo.
Otra de las características de los vampiros emocionales es que no escuchan. Ellos sólo quieren contarnos sus problemas y si les ofrecemos una posible solución, no será tenida en cuenta ni escuchada. Es probable que respondan: “Sí, pero” y cuando alguien dice “pero” es porque anuló todo lo dicho anteriormente. Eso significa que no quieren resolver, sólo desean trasladar su carga.
Cualquier relación afectiva, y la vida misma, tiene luces y sombras. Sólo es posible crecer cuando nos escuchamos mutuamente.
Los vampiros nos debilitan y, por eso, cuando nos encontramos con uno es necesario dar un paso atrás para evaluar si vale la pena seguir adelante con ese vínculo.
Es posible que algunas veces nosotros actuemos como vampiros. ¿Cómo podemos darnos cuenta?: cuando quienes nos escuchan no están presentes en la conversación, bostezan o miran erráticamente. Son signos de que es momento de finalizar la charla y de recordar que los demás no tienen que ser la bolsa de residuos de nuestros problemas.
Un vampiro emocional no siempre se da cuenta de que hace daño. En realidad, reproduce el maltrato, el menosprecio y la descalificación que recibió.
Existen varios tipos de vampiros emocionales o comportamientos:
Tipo 1- Le gusta presentarse como el hacedor del mundo y cree que tiene derecho a todo, por supuesto sin nunca dar nada.
Tipo 2- Adora contar chismes. Su lema es calumniar siempre por la espalda a través de comentarios en general infundados. Siempre está creando un clima favorable para chupar energía a sus víctimas.
Tipo 3- Escoge a sus víctimas repartiendo su mal humor. Su mayor fuente de energía es conseguir que alguien se ponga de mal humor al igual que él.
Tipo 4- Cada palabra o gesto de este vampiro contiene una reclamación explícita o implícita. El se opone a todo, exige, reivindica, protesta sin parar. Pero como sus reclamaciones tienen poco o ningún fundamento, raramente consigue defender o justificar sus protestas.
Tipo 5- Acaricia el ego de su víctima, cubriéndola de falsos elogios.
Tipo 6- Hace todo para despertar la pena en sus víctimas. Se presenta como una pobre víctima, delante de la vida y del mundo.
Tipo 7- Anuncia y anticipa todo tipo de desgracias. A través de previsiones siniestras y dramáticas, tiende a infundir miedo y pánico en sus víctimas, hasta sacarles cualquier tipo de esperanza en el presente o futuro.
Tipo 8- Invierte en la sensualidad y sexualidad de la víctima. Siempre está haciendo el juego de la seducción.
Tipo 9- Habla hasta por los codos y obliga a sus víctimas a oírlo horas y horas seguidas, de esa forma mantiene la atención, mientras se alimenta de la energía vital de sus oyentes.
Tipo 10- Cada día aparece con una enfermedad nueva, es la manera de llamar la atención de sus víctimas, despertando en ellas preocupación, compasión y cuidados.
Tipo 11- Usa todas prerrogativas de poder para subyugar a sus víctimas, haciendo que ellas se sientan en condición inferior y muy pequeñas delante de su gran omnipresencia.
Tipo 12- Se disfraza de bondad y a través de esta cualidad chupa hasta la última gota de energía de sus víctimas. Casi siempre aparenta ofrecer y trabajar en el más alto interés de sus víctimas, las cuales se sienten terriblemente culpadas cuando comienzan a libertarse de los sofocantes controles del vampiro.
Tipo 13- Sus víctimas son indefensas criaturas, porque el vampiro percibe a sus víctimas como seres indignos para poseer algún talento, propiedad o afecto que él desearía para sí mismo. Se trata de un espécimen capaz de las más horrendas crueldades con sus víctimas.
Tipo 14- Chupa la energía a sus víctimas sometiéndolas a rígidos controles de orden moral, imponiendo severas críticas y restricciones. Las victimas viven atemorizadas con la idea de ser objeto de su ira.
Tipo 15- Se presenta como una persona bondadosa que quiere “ayudar” pero en realidad le está robando todas sus ideas para hacerlas suyas. Cuando menos lo piense él ya estudió absolutamente todo los detalles y usted verá sus ideas robadas, siendo parte de un negocio y de una campaña publicitaria.
Para no quedar atrapados por los vampiros emocionales tenemos que estar atentos a nuestras propias sensaciones. Tomar conciencia de que estamos frente a una persona que está volcando su negatividad sobre nosotros es la mejor defensa. Al darnos cuenta de esto, podemos adoptar una posición de observación y escuchar sin identificarnos. Para mantener una vida saludable, es fundamental cuidar el campo energético. Las claves para lograrlo son la alimentación sana y equilibrada, cultivar pensamientos y sentimientos positivos, vivir en un ambiente armónico, practicar el silencio interno por algunos minutos cada día y meditar.
¡Es tan importante elegir relacionarnos con personas entusiastas, creativas y optimistas! No tenemos que ser indiferentes con los demás, pero debemos aprender a poner límites para no cargarnos de mala energía, que puede afectar nuestra salud. Confiemos en nuestra intuición y, si percibimos que alguien nos habla sólo de sus asuntos negativos, derivemos la conversación hacia algo positivo que se nos ocurra en el momento. Y si la persona insiste en descargar su negatividad en nosotros, no está mal tomar cierta distancia. No les demos a los demás el poder de volcarnos su frustración, sus carencias y su baja autoestima. Extendamos la mano para ayudar a quienes necesitan superar un problema, sin enredarnos en emociones negativas. Tenemos que saber poner límites.
¡Qué buen post!
ResponderEliminarGracias por compartir tu luz.
Saludos desde Venezuela, donde los vampiros están al acecho.